La felicidad es una actitud


Después de aquello, dibujé una sonrisa permanente en mis labios que rehacía cada mañana con rotulador hasta que comprendí que ya no la necesitaba. Que mi boca había aprendido a ser feliz y estaba enseñando al resto de mi cuerpo.

Y todo empezó a ir mejor de golpe. Le di la vuelta a la situación. Perdí el miedo. Empecé a intentarlo. Ser feliz se convirtió en una actitud para mí. Me dediqué a derribar obstáculos y a saltar vallas. Bailé. Canté. Me volví un poco loca. Cambié los muebles, saqué la basura, me corté el pelo. Borré el NO de mi diccionario por un tiempo. Acepté cada reto. Conocí a cada persona que se cruzó en mi camino. Me dediqué a escuchar a los que ya estaban. A recuperar a quienes había perdido. Pasé las canciones tristes, subí el volumen de las alegres. Apagué la televisión. Encendí mis libros. Volví a escribir

Las oportunidades empezaron a llegar antes de que yo saliera a buscarlas. Fue como, si de golpe, todo el universo quisiera que yo fuera feliz. Tuve la certeza entonces de que todo saldría bien. La sensación de que había entrado en sincronía con mi destino. Como si ya nada malo pudiera sucederme porque, incluso lo peor, era tan solo una parte más del plan. No había nada que me hiciera infeliz porque era yo quien controlaba lo que me sucedía. Me prometí a mi misma hacer solo lo que de verdad quisiera hacer. Decir siempre la verdad. Prometer solo lo que podía cumplir (y cumplirlo siempre). Me quité de encima todas las apariencias y todos los por si acaso. Dejé mis hombros sin carga alguna y guardé el poco equipaje que me quedaba en el trastero. Y empecé a vivir el cero que me dejó aquel infinito.

Hoy sonrío sin esfuerzo y, aunque hay veces que la primera sonrisa cuesta un poco más, lo cierto es que las que van detrás siempre acaban saliendo solas. Porque, al final, somos lo que queremos ser y nos sentimos como nos permitirmos sentirnos. Y todo lo demás se limita a estar en sintonía con ese estado de ánimo. Por eso yo he elegido ser feliz. Porque ningún final debería robarle a nadie la sonrisa.


6 comentarios:

Ángela P. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ángela P. dijo...

Me encanta! Hoy tengo el día un poco tontorrón y me has animado mucho, muchas gracias :)

J.L. Galán dijo...

Me encanta todo el texto, pero esta frase es la qué lo resume todo:

"Por eso yo he elegido ser feliz."

Un abrazo.

Sara dijo...

Gracias, Amanda! Ese era el objetivo ;)

Bien elegida, Juan Luis. Precisamente esa es la clave de todo el texto.

Pedalier dijo...

En estos tiempos oscuros en los que vivimos, la actitud que reflejas en este poste es la mejor forma de afrontarlos. Si no, la frustración y la ansiedad nos amargarían la existencia.

Más o menos de eso hablo yo también en mi último post.

Nos leemos.

patri dijo...

Me ha encantado!!!un poco de positivismo es estos días oscuros, va bien.
Además tienes razón, somos lo que queremos ser.....