Distopías: Interpretaciones políticas y sociales.

Puedes leer la primera parte de este artículo aquí si quieres conocer las tres obras sometidas a estudio. 


 Mucho se ha hablado de las connotaciones políticas de 1984 y Nosotros. En ambos casos, se dice que sus autores pretendían hacer una crítica al comunismo ruso. Orwell era un antiestalinista declarado, de hecho su obra Rebelión en la granja critica ferozmente la corrupción de los ideales socialistas en la Revolución Rusa de Stalin. Yevgeni Zamiatin, que se unió a los bolcheviques mientras cursaba sus estudios de ingeniería naval en San Petersburgo, fue arrestado durante la revolución y exiliado. Pero antes de continuar será necesario repasar brevemente el marco histórico en el que se ubican estas publicaciones.

Nosotros (1921)
 Escrita tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Zamiatin pasó los primeros años de esta guerra en Inglaterra, construyendo buques rompehielos para su país natal. Regresó a Rusia en 1917, donde se dedicó a la ingeniería naval y se mantuvo alejado de la política, decepcionado por la revolución en la que había participado (Revolución Rusa).
Esta obra estuvo prohibida en la URSS hasta 1988. 

1984 (1949)
 Escrita tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra Civil Española (1936 -1939) en la que Orwell había participado como miliciano del POUM, tal como reflejó en su obra Homenaje a Cataluña (1938) en la que critica el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. Este partido se autodefinía como marxista revolucionario en oposición al marxismo-leninismo ortodoxo.


 Leyendo esto, descubrimos que es más que evidente la influencia marxista en estos dos autores y el desencanto de ambos con Lenin pero, ¿existen realmente similitudes entre el leninismo y los gobiernos totalitarios reflejados en sus obras? 

 Empezaremos por 1984 donde la primera similitud que encontramos, y quizás la más obvia, es el sistema de castas en las que se basa la sociedad de Oceanía, territorio en el que reside el protagonista. De hecho la casta inferior, los 'proles' es una alusión directa al proletariado, palabra rescatada por Marx de la Roma Imperial para el Manfiesto Comunista.

 El partido político gobernante en este ficticio país es el Ingsoc, socialismo inglés. Es llamativo que el partido que preside un gobierno totalitario, como es el del Gran Hermano, responda al nombre de socialismo. Sin embargo, la filosofía del Ingsoc es mucho más simple y puede resumirse en una sola palabra: poder.

 El personaje del Gran Hermano responde a la figura de un dictador, como Hitler o Stalin, si bien es éste último con el que parece tener más similitudes. La primera de ellas es su enemistad con Trotsky, que podría verse reflejado en el ficticio Emmanuel Goldstein (curiosamente ambos son de origen judío). La segunda es el poder que adquirió Stalin a lo largo de su carrera política, un poder que sorprendió y preocupó al propio Lenin. Los escritos que éste último realizó para pedir que Stalin fuera apartado con el fin de evitar una posible escisión del partido fueron ocultados por el propio afectado, aprovechando que la enfermedad de Lenin le impediría asistir al Congreso.

 Tras la muerte de Lenin, el liderazgo del partido estaba en juego. En un intento de parecer el más leal al fallecido líder de los tres candidatos (Trotsky, Stalin y Bujarin), Stalin organizó su funeral e impidió mediante engaños que Trotsky asistiera al mismo. También se manipularon fotografías de la revolución para eliminar de ellas a los opositores de Stalin. Estos hechos son, posiblemente, los que inspiraron las bases del Ministerio de la Verdad de Orwell, ese órgano ominipotente capaz de moldear la realidad, tanto pasada como presente. Aunque, sin duda, la forma definitiva la tomó del Ministerio del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda, creado por el propio Hitler y presidido por Goebbles.

 Asimismo, la policía del pensamiento ideada por el británico guarda inquietantes similitudes con la NKVD soviética, cuyos jefes respondían ante el propio Stalin una vez se hizo con el control del partido y el poder absoluto. Pero también resulta obvia su semejanza con la Gestapo nazi, cuyo principal objetivo era combatir todas las tendencias peligrosas para el Estado. Tendencias que podrían haberse definido, utilizando la neolengua, como crimentales.

 Si bien esta  neolengua encuentra sus orígenes en la propaganda soviética y nazi, sorprende descubrir que también se encuentra influida por la Guerra Civil española ya que, en palabras del propio Orwell "en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente." De hecho, esto último podría ser concebido como doblepensar, una acción mucho más compleja y elaborada que una simple mentira.

Por último, pero no menos importante, está la habitación 101. Sus orígenes podrían residir en la psiquiatría represiva utilizada en la Unión soviética, utilizada para desacreditar y destruir física y mentalmente a los presos políticos. Algo que podría resumir muy bien la tortura que sufre Winston Smith en 1984.

 Se puede afirmar que sí, Orwell se inspiró en el gobierno de Stalin, pero también lo hizo en el de Hitler y los nazis. Difiero de la conclusión general que interpreta esta obra como una critica al comunismo. Bajo mi punto de vista, Orwell es muy claro en su crítica. Lo que le preocupa, lo que trata de denunciar en 1984 es el abuso de poder y el totalitarismo. El poder sobre el que escribe Orwell en sus obras es capaz de corromper todo y a todos. Ningún gobierno está a salvo de él, ni nuestra idolatrada democracia lo está. Seguramente, si Orwell hubiera vivido en nuestra época, habría encontrado inspiración en fuentes no muy lejanas a nosotros mismos. En su día hablé de la neolengua, tan presente últimamente en los discursos de nuestros políticos, pero no nos cuesta tampoco encontrar posibles ejemplos para otros puntos claves de la citada novela. El crimental bien podría basarse en las últimas detenciones e identificaciones 'preventivas' llevadas a cabo por la policía y el doblepensamiento es una práctica que nuestros representantes políticos tienen ya dominada.


En Nosotros las influencias son más evidentes y tal vez más escasas. Hay que tener presente que su autor era ruso y participó activamente en la Revolución Rusa, junto a los bolcheviques. No es de extrañar, por tanto, que encontrara inspiración en la realidad que estaba viviendo personalmente.

Lo primero que salta a la vista es que el trabajo del protagonista, la construcción de una nave para el Estado conocida como "Integral", guarda gran similitud con el que realizó el autor en Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial.

La misión encomendada por el Estado a los 'números' recuerda también a la propaganda soviética. En aquella época y debido a que la mayoría de la población era analfabeta, se recurría a la cartelería y al cine como medios para difundir el ideal comunista e infundir un sentimiento patriótico en los ciudadanos. Prácticamente el mismo objetivo perseguido en Nosotros, solo que en este caso los destinatarios son otros.

La máquina del Protector podría guardar cierto parecido con el Terror Rojo, utilizado por los bolcheviques para mantener su aún inestable poder. Aunque el método utilizado no se asemeja, la finalidad perseguida sí es la misma. Durante este periodo y el del Terror Blanco era también frecuente que se delatase a los miembros de los diferentes bandos, algo que aparece varias veces reflejado a lo largo de la novela.

Bajo mi punto de vista, Zamiatin sí recurre a su entorno para darle forma a su novela, pero realiza un gran ejercicio de imaginación en muchos de los planteamientos de ésta. Quizás por ello, la realidad presentada en Nosotros resulta mucho más lejana que la que podemos encontrar en  1984, inquietantemente familiar.

La diferencia clave en este punto es la manera en que los personajes, la sociedad, recibe la realidad que está viviendo. Mientras en Nosotros podemos encontrar un conformismo social mayoritario, en 1984 vemos un panorama muy diferente. Orwell deja al grueso de la población al margen de la política (los proles) y muestras distintas opiniones al respecto en el resto.

Quizás el conformismo social resulte más evidente en Nosotros al ser el propio protagonista quien se manifiesta abiertamente partidario del Estado. D-503 no se limita a aceptar su realidad, la acoge con júbilo y satisfacción. De hecho, son frecuentes los comentarios evaluando de manera negativa los usos y costumbres del pasado, que se le antojan salvajes e insostenibles.

En contraposición, tenemos a Winston Smith, un miembro del Partido exterior que realiza su trabajo con resignación pero que se muestra escéptico ante todo lo que le rodea. Winston no acepta la realidad que el Partido le ofrece con la misma facilidad que otros personajes de la obra pueden hacerlo, pero no es el único. Julia interpreta las represivas normas de Partido a su antojo, utilizando los recursos que se le ofrecen para obrar a su antojo. No se muestra convencida como otros personajes, que acogen con entusiasmo las doctrinas del Gran Hermano. Ejemplos de esto son O'Brien o Syme.

Sin embargo, puede que quien mejor refleje el "aborregamiento" necesario para que un Estado totalitario funcione sea Huxley. En Un mundo feliz encontramos una sociedad adormecida, comprada con una felicidad prefabricada. Una sociedad que se parece enormemente a la que podemos encontrar hoy en cualquier país capitalista (seguramente se os ocurra más de uno). No es casualidad: Huxley vivió la Revolución Industrial. De la mano de Henry Ford y la producción en cadena la sociedad cambió radicalmente. Con esta revolución llegaron los proletarios y el consumo masivo.

La sociedad que nos presenta Huxley, un caldo de cultivo para gobiernos totalitarios, no es tan diferente de la nuestra como puede parecer en una primera lectura. De hecho, la producción de seres humanos en cadena que Un mundo feliz nos muestra me parece una crítica feroz y de lo más acertada. La droga, "soma", que el Gobierno facilita a los ciudadanos para adormecerlos y calmarlos podría ser una alegoría perfecta de los métodos actuales de entretenimiento masivo. De hecho, en nuestra sociedad es posible encontrar una cápsula de soma adaptada a las preferencias de cada ciudadano.

Una disección magistral de la sociedad de consumo que Huley supo comprender y temer desde sus inicios, dejando un valioso mensaje oculto en su libro para la posteridad aunque, como siempre, ahora nos toca a nosotros comprender lo que estos tres autores pretendían decirnos y actuar en consecuencia.







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Justo lo que faltaba. Yo le daría también un empuje al papel que juega la tecnología en las tres obras para compararlo con nuestra sociedad actual, pero es que soy un mijita.

Con lo que no estoy de acuerdo es con la visión de que en 1984 no hay un conformismo social claro. Ejemplificas con los protagonistas que, evidentemente, son anomalías que deben corregirse en el sistema. Igual recuerdo mal la obra, pero masivamente el conformismo asumido o "reprogramado" si es algo masivo, ¿no?

Sara dijo...

Jaja esa parte si quieres y te animas, te la dejo a ti ;)

Igual no he sido clara al expresarme. Orwell deja más que claro que los proles son sumisos y obedientes y que los miembros del Partido Interior están adoctrinados y profundamente convencidos por el Ingsoc, sin embargo en los miembros del Partido Exterior esta convicción queda sometida a la reprogramación, utilizando tu término. Esto me lleva a entender que no aceptan el control del Gran Hermano por voluntad propia, como sí sucede en Nosotros, sino que se trata de algo impuesto. Es por ello que digo que no veo un conformismo social, aunque si veo un adoctrinamiento. Creo que el sujeto de 1984 aún tiene inquietudes y se cuestiona su realidad, es por ello que el Gran Hermano necesita utilizar medidas represivas y de control constante sobre sus ciudadanos. De hecho, este punto se aprecia bien en los proles, que no son sometidos a ningún tipo de vigilancia porque su conformismo se dar por sentado.

Unknown dijo...

En Nosotros la sociedad que acepta la situación del estado me recuerda en cierta manera a los países y sociedades en los que se han cometido barbaridades y en los que la sociedad ha mirado para otro lado, la Alemania nazi y su sociedad civil son los más conocidos, el apartheid Sudafricano es otro buen ejemplo de ello, y el apartheid Australiano, y actualmente el apartheid del pueblo Palestino, si vamos 2 siglos para atrás todas las colonias europeas, en las que se trataba a los habitantes de las tierras conquistados como meros animales explotados, y los habitantes de las metrópolis simplemente miraban para otro lado.

Puede que Zamiatin se basase más en las colonias europeas para hablar de la sociedad adormecida y que mira para otro lado.


También es cierto que muchas novelas distópicas son un evolución de la sociedad a partir de un "desastre" nuclear, y en este caso estoy pensando en algunas obras de P. K. Dick

Si repasamos el género de los futuros distópicos a partir de los años 90 con la aparición del subgénero CiberPunk no son los estados sino la desaparición de los mismo, y el alzamiento de Empresas estados las que traen los diferentes regímenes al planeta. Se puede ver claramente que los autores se basan en lo que conocen, y tienen más a mano para representar sus futuros distópicos, y que los lectores sean capaces de entenderlos.

Oskar

pd: muy buen post y muy interesante.