La noche es una estrella en tu cucharilla, la que atrapas cada noche en su reflejo metálico. La observas titilar hasta que el sueño te vence y caes sobre la almohada, agotada. Yo, alertado por el sonido de la cuchara al caer al suelo, me acerco sigiloso para arroparte. Te beso en la frente, aflojo la cadena de tu tobillo y te susurro al oído que, cuando aprendas a quererme, tú y yo podremos pasear juntos bajo ese cielo estrellado.
[Encadenando relatos]
8 comentarios:
La calidad se refleja en tus textos.
Un primer premio, de muchos que vendrán ;)
En el pequeño espacio de una cucharilla convergen mil y una historias que al mismo tiempo salen proyectadas hacia la imaginación del lector y todo ello en la pequeña fracción de tiempo que encierra el microrrelato.
Desde la ternura del niño que duerme hasta el adulto que sueña, ambos compartiendo protagonismo con el inmóvil cubierto que refleja el momento. El misterio de lo que contenía, el silencio que danza con el tintineo convertido en bella BSO, y el sentimiento que une todos los elementos para dar forma, sonido, tiempo y espacio a este precioso micro.
¡¡Felicidades!! :)
tienes un premio esperándote en mi blog. :)
Aprender a querer no es para nada una tarea tan sencilla como para susurrarla al oido.
besos
gatito de la noche
miau
Aprender a querer...tan sencillo en apariencia y tan difícil de conseguir.
Siempre nos haces pensar.
Nos leemos.
me gusta ese final de la historia.
Precioso, como de costumbre.
¿Cómo se aprende a querer? O... a no dejar de querer. De premio en premio. Sigue subiendo :)
Besos
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