Envasado al vacío


No sé si os habéis fijado alguna vez, pero el etiquetado de los productos del supermercado es de lo más explícito: ingredientes, fecha de envasado, de caducidad, información nutricional, sin colorantes ni conservantes, sin gluten, sin lactosa, sin azúcares añadidos, sin grasa... Las etiquetas del supermercado nos facilitan toda la información sobre el producto que estamos sopesando consumir: lo que hay y lo que no hay. El consumidor responsable lee estas etiquetas. Busca los productos que contienen o, mejor dicho, no contienen aquello que no desea consumir y compara antes de meter cualquier alimento en su carro de la compra.


¿Nos preocupamos tanto por lo que metemos en nuestro carro de la compra cómo por lo que metemos en nuestra cabeza?

Somos bombardeados diariamente con información que no hemos solicitado, información que nos llega lista para consumo. Desconocemos su procedencia o los aditivos que se han añadido para convertir la realidad en un producto de supermercado, pero pocas veces nos cuestionamos si lo que estamos consumiendo ha podido ser manipulado previamente. Nos limitamos a digerir lo que otros se han ocupado de procesar por nosotros. No nos creemos responsables de realizar esta tarea nosotros mismos porque en los estantes de ese gran supermercado que es la sociedad de la sobreinformación en la que vivimos los productos ya se encuentran envasados al vacío. Y no hay etiquetas que nos adviertan sobre lo que contienen. O, peor aún, sobre aquello de lo que carecen.

Hace unas semanas Jordi Évole puso en evidencia esta realidad con su especial "Operación Palace", un falso documental sobre el 23-F con el que el presentador se quedaba con más de la mitad de los españoles. Las reacciones tras el visionado del programa fueron diversas, pero no faltaron los reproches por el engaño. ¿Fueron realmente Jordi Évole y su equipo los responsables del engaño? Ellos se limitaron a crear un producto y a dejarlo a disposición de los espectadores. El público que lo visionó era el único responsable de lo que estaba consumiendo. Eran ellos quienes debían haber cuestionado lo que estaban viendo, quienes tenían que ocuparse de leer la etiqueta.

En el caso de "Operación Palace", esta etiqueta era mostrada al final del programa. La manipulación se hacía evidente al revelar la falsedad de lo anteriormente emitido pero, lamentablemente, esto pocas veces sucede. La mayoría de la información que recibimos a diario ha sido aderezada para adaptarla al criterio del medio de comunicación que nos la proporciona. La misma noticia en dos medios de ideologías contrarias puede presentar una realidad muy diferente.

Somos alineados sin saberlo. Se nos encamina hacia una postura y se nos facilitan argumentos para defenderla. El pensamiento crítico se encuentra en horas bajas. Es la nuestra una sociedad con prisa, una sociedad sin tiempo para cocinar que encuentra productos a medida en las estanterías del supermercado. Listos para consumo. Productos que nos han acomodado, que nos han acostumbrado a que otros se ocupen de la engorrosa tarea de envasarlos para nosotros y hemos dejado de cuestionarnos qué se esconde detrás. A nadie le interesa leer la etiqueta porque la información no daña nuestra salud, no engorda ni da alergia. La información "sólo" nos condiciona. Nos dirige. Nos posiciona...pero, ¿a quién le importa de verdad todo eso?














1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena reflexión.
Ten en cuenta que esa información en los productos envasados nos la ofrecen por obligación y confiamos en ello sin consultarla... (yo al menos no miro demasiado los componentes de un yogurt... o unas galletas de chocolate… a veces, en cambio leo la poca información que lleva el tabaco... cuyo titular está tan cargado de hipocresía y falsedad como el de un periódico: ¡FUMAR MATA!
Pero me lo ponen en los morros… algo falla…
Gran titular, Fumar mata, rotundo, ¿para que leer la letra pequeña si vas a fumar igual? ¿quién lee los artículos de opinión en los periódicos lo hace con espíritu crítico o lo contrasta? ¿Se pregunta alguien si la manipulación televisiva es una estrategia política? ¿para qué? si cinco minutos después sabe que agachará las orejas y volverá a comulgar con ruedas de molino...
Pues eso… ¡Fumar mata! Y comer, y follar… y protestar…
Me bajo a pillar tabaco y a mirar de reojo los titulares del periódico… XD
(que ya no se si estoy desvariando tu post…jaja)