Saudade


Tengo nostalgia de mí misma.  Añoranza. Soledad. Tengo, como dirían en portugués, saudade.

La vida dejó de caminar a mi lado para hacerlo ante mí. Como si quisiera correr más que yo, como si tuviera prisa. O, quizás, fuera yo quién caminaba despacio.

Porque lo cierto es que yo nunca tuve prisa por llegar a ninguna parte. Nunca tuve una meta o un destino. Siempre pensé que el camino no es el medio, es el fin. Y me entretuve observando cada centímetro de tierra que pisaban mis pies mientras el resto recorría su senda a ritmo constante, a grandes zancadas, corriendo…

Pero creo que me demoré demasiado. Me quedé tan atrás que la meta terminó por marcharse, aburrida, sin decirme siquiera qué era. Y yo, desorientada y sola, dando vueltas en círculo por mi camino de tierra. Recibiendo postales de esos finales que otros sí habían alcanzado. Sin saber qué era lo que yo buscaba, lo que yo quería.

Y es que, en realidad, lo único que yo quiero es volver a la línea de salida. Al principio de todo. A ese punto lejano en el que todo era posible. Y la meta estaba tan lejos que no necesitaba siquiera pensar en ella. Los días eran más largos entonces, la vida más fácil. Solo tenía que dejarme llevar, sin esperar nada. Sin preocuparme de nada, sin pensar. Tenía, entonces, los bolsillos llenos de oportunidades. Podía haber sido cualquier cosa, haber hecho cualquier cosa. Podía haber cumplido cada uno de mis sueños, hasta los que nunca tuve.

Pero me pasó la vida. La vida y sus tijeras recortaron mis bolsillos. Y las oportunidades se fueron cayendo por aquel agujero sin que yo tuviera tiempo de recogerlas. Sin que me diese cuenta de que, por cada oportunidad perdida, mi futuro se encogía un milímetro. Y me quedé atrapada en esto. En esta vida, en este destino. Parada en este punto del camino, dando vueltas. Viendo a todos avanzar y sin querer dar ni un solo paso más. Muerta de miedo. Observando como se alejan, como cada vez son menos frecuentes las postales. Como los árboles que rodean mi camino empiezan a perder sus hojas. Y la tierra se llena de piedras, de baches. Y se vuelve cuesta arriba todo.

Quiero volver al principio. Volver a empezar. Yo siempre fui más de Peter Pan que de Wendy. ¿Quién quiere finales felices? Yo solo quiero un principio eterno. Volver a Nunca Jamás. Ser yo, solo yo. Y que todo a mí alrededor siga como siempre, que nada cambie. No sentir este miedo, esta saudade.

8 comentarios:

P. dijo...

Has descrito la sensación en la que vivo atrapada últimamente mejor que yo misma. Eres maravillosa. Ojala pudiera volver al principio cuando el futuro era esa cosa tan lejana que lo único que podías hacer con él era fantasear, de repente llegaron las malditas decisiones que empezaron a limitar tus fantasías y todo dejó de tener gracia.

Pugliesino dijo...

He pasado por ese miedo, no recuerdo cuando fue pero sí que me vi envuelto en sus redes, estaba tan lejos del principio que sin duda tenía que haber llegado ya a alguna meta y donde estaba era en medio ninguna parte, y entonces llegan en oleadas a la mente los como sería todo si tan solo tuviera una oportunidad de volver al principio, pero descubrí algo que me hizo olvidarme de las coordenadas, de la velocidad y de los ysi, tanto que había por hacer en esa tierra de nadie, y ver a gente como tú con esas inquietudes e ilusiones al mismo tiempo y la tierra de nadie se llamó vida, y la vida es bella :)

Saudade y tú le aportas calidade :)

Lucia's Box dijo...

A mí me pasa igual,es como si el futuro se me tirase encima con cada paso que avanzo,y si me quedo quieta se lanza aún más sobre mi,y lo odio,lo odio.
Precioso,como de costumbre.

Lucia's Box dijo...

A mí me pasa igual,es como si el futuro se me tirase encima con cada paso que avanzo,y si me quedo quieta se lanza aún más sobre mi,y lo odio,lo odio.
Precioso,como de costumbre.

Diana dijo...

boodSarah, quiero contarte que sigo tus textos hace bastante tiempo. Soy psicóloga y el cuento que estabas publicando sobre la felicidad le ha hecho mucho bien (más del que imaginas) a personas a quienes les compartí los links. Podrías volver a publicarlos? Gracias por compartir tu luz!. Abrazos.

Sara dijo...

Hola Diana, pues había quitado los link porque lo que empezó siendo un relato corto ha derivado en algo un Pelin mas extenso pero, si quieres, dejame tu email y te paso los textos por correo ;)

Teresa dijo...

Si me das tu dirección tendrás mi postal..Me he sentido en consonancia con tus palabras. Muy hermosas, he de decir. Un saludo

Diego Fernando dijo...

Realmente maravillosas palabras. Curiosamente, algo sobre esto, sobre el inicio y el fin de las cosas y los propósitos, oportunidades en la vida, habla una de mis ultimas entradas.
Simplemente gracias por la profundidad de tus escritos.

Fer!